¿Cómo paro de enjuiciar?

Es vital diferenciar juicio de condena para abstenernos de condenar pues la condena nos desconecta de Dios y bloquea el perdón.

Maru, tengo unas preguntas que quizás vos me podás ayudar a entender  ¿Cómo dejar de negar sin juzgar cuando para salir de la negación tengo que aceptar que lo que la persona hizo fue mal hecho y creó daños?
¿Cómo perdonar sin justificar?  Para perdonar tengo que pensar que esto era lo único que la persona pudo hacer. Que seguro así o peor fue como lo trataron a él cuando estaba pequeño. Y que seguro no lo hizo con intención premeditada de lastimar y solo hacen lo único que pueden hacer…No controlan sus actos no pueden cambiarse solos…Sólo el PS los puede cambiar y como no tienen programa, pues están atrapados en sus defectos sin ninguna salida. Estoy trabajando los Pasos en el programa de Comedores Compulsivos Anónimos y en Codependientes Anónimos. Sara desde Nicaragua

Gracias, Sara, por tu pregunta que plantea un dilema importante que muchos enfrentamos cuando tomamos la decisión de recuperarnos. Entiendo que estamos hablando de usar los Programas de 12 Pasos en el procesamiento de algún trauma.

Como estás trabajando los Pasos, Sara, me imagino que tus preguntas se refieren al 8vo y 9no Pasos, en los que nos disponemos a hacer enmiendas y reparaciones, lo cual -dicho en otras palabras- consiste en reescribir nuestra historia como adultos dispuestos a ser libres bajo la protección sin límites, el amor infinito y la aceptación incondicional de un Poder Superior, como cada quien lo reconozca.

Para muchos codependientes las enmiendas comienzan con oraciones paradójicas, definición de límites, suspender las condiciones para que ocurran abusos, aprender a jugar, preguntar en vez de adivinar, aprender a perdonar, etc.

En este punto, es importante aclarar cómo definimos “perdón” una palabra muy emocional y ciertamente bastante malentendida. Para mí, perdonar es librarme de las ataduras del pasado y, más importante, vivir una realidad en la que las personas que me hicieron daño ya no tienen poder sobre mí. Tal como dice un lema “Cuando perdono, libero a un prisionero y descubro que ese prisionero era yo.”

Como dices, negar o reprimir lo que pasó no ayuda pues parte de nuestro ser “sabe” lo que pasó. Los recuerdos reprimidos pueden manifestarse como reacciones emocionales inapropiadas, exageradas, adicción al control (que es como yo defino mi codependencia), otras adicciones o incluso enfermedades físicas pues -como dice otro lema- “Nuestro cuerpo lleva la cuenta de nuestra historia”.

Y aquí es donde yo encuentro genial los programas de 12 Pasos pues cuentan con un procedimiento simple, al alcance de cualquiera, en el que no es necesario creer previamente para que funcione. El requisito es trabajarlo, igual como un programa de ejercicios no requiere que creas que va a funcionar pero si no lo trabajas nada cambia.

Para mí fue revolucionario cuando me di cuenta de que los Pasos no son mandamientos sino testimonios. Es decir, no me estaban diciendo “haz esto” sino “hicimos esto y mira lo que obtuvimos”. No me voy a extender más en cómo proceden los Pasos pues he escrito más sobre esto en El contenido de los 12 Pasos, Pasos, Mandamientos y Mente Abierta, ¿Para qué se trabajan los Pasos en los Programas de 12 Pasos? y La Cuarta Columna y mi Parte.

Ahora bien,  así como la codependencia es progresiva, la recuperación también es progresiva. Con el tiempo trabajando el programa, nos vamos volviendo más fuertes y capaces de recuperar, de recordar, nuestra historia que, con frecuencia incluye episodios traumáticos y de abuso infantil físico, mental, emocional, sexual o espiritual. A veces, varios de ellos a la vez.

Entonces, si relees tu pregunta, Sara, verás que tú tienes la teoría de por qué hacerlo. Sabes por qué es beneficioso perdonar pero me parece que no sabes cómo acallar la condena.

Si yo fuera tú, me enfocaría en diferenciar juicio de condena y aprendería a abstenerme de condenar porque LA CONDENA ME DESCONECTA de mi Poder Superior.

Pues bien, es imposible sobrevivir si no evaluamos y concluimos qué es beneficioso y qué es peligroso, qué está bien y qué está mal es decir, si no practicamos juicio.

Entonces, no es posible dejar de enjuiciar, igual que no podemos, por ejemplo, dejar de comer. En tu pregunta lo reconoces pues para salir de la negación has tenido que aceptar que cierta persona actuó mal e hizo daño. El problema  del juicio es cuando degenera en condena.

Esto es lo que fue clave para mí: tuve que aprender a identificar cuándo el juicio se pasa a la condena para poder abstenerme de ella. Y eso lo hacemos en los programas de 12 Pasos a través de acciones.  

Vamos a ver si puedo aclarar a qué me refiero. Defino la condena como el juicio o evaluación que concluye que algo o alguien no es originalmente una creación del Universo o Poder Superior y que por tanto es un error, algo maligno que debería desaparecer. Pero lo que condenamos existe, el daño ocurrió, entonces nuestro deseo, inevitablemente nos obsesiona y nos crea una ilusión de separación que termina causándonos sufrimiento porque nos impide perdonar. Quizás sea más fácil ilustrar esto con un ejemplo.

Hay una historia de una mujer que fue secuestrada y torturada por un asesino en serie. Esta mujer logró escapar y sobrevivir pero perdió un brazo y una pierna como resultado de los maltratos. En una entrevista, le preguntaron si ella había perdonado a su perpetrador y ella sorprendentemente contestó ¡Por supuesto!

La entrevistadora, perpleja, le preguntó cómo era esto posible y ella contestó “Ese hombre robó cuatro días de mi vida. Como resultado de sus acciones, mi vida cambió sustancialmente. Si no lo perdono, estoy encadenada a vivir con él en mi cabeza y en mi corazón ¡Nada más lejos de mis planes! Al perdonarlo, alcanzo la libertad y la felicidad de no tener que estar en contacto mental involuntario con esta persona tan severamente enferma.”

Me atrevo a asegurar que la mayoría de las personas no somos capaces de llegar a ese punto de libertad sin un montón de ayuda. Y por suerte, los 12 Pasos, nos ofrecen un procedimiento para hacerlo. Mi experiencia me ha demostrado que cualquier trauma o “cruz” de nuestra existencia puede ser transformada en una historia inspiradora con la que podamos ayudar a los demás.

Quizás ayude pensar en la transformación de la cruz. Originalmente creada como un horripilante instrumento de tortura, el poder del amor  la ha transformado en símbolo de conexión y esperanza como verificamos en el símbolo de  la Cruz Roja o las medallitas que se regalan a los niños por su bautismo.  Al respecto, tengo un amigo que dice “imagina que usemos una sillita eléctrica (otro instrumento de destrucción, castigo y muerte) en un regalo para un bebé.”  Esa imagen es ridícula y repugnante porque la silla eléctrica no ha sido transmutada por el amor.

De la misma manera, nuestra cruz personal puede ser cambiada en esperanza para ayudar a otros, una vez que la procesamos con los Pasos. Sucede como un jardincito creciendo dentro de nosotros: tenemos que sembrar las semillas, arrancar las malezas (trabajando los Pasos) y esperar. El milagro y la belleza de la transformación y la libertad que alcanzamos vienen del amor del universo.

Como ya esta respuesta va muy larga y he aprendido que en los programas de 12 Pasos la transformación ocurre con disposición, paciencia y acciones concretas, en la próxima columna “Prácticas para Dejar de Condenar” te cuento qué acciones concretas (en forma de enmiendas de mis 9nos Pasos) me han ayudado a ser libre de mis traumas transformando el hábito de condenar.

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