Trinidad sube el cerro

Trinidad es una compañera que hace unas semanas fue oradora en nuestra reunión de CoDA de estudio del Libro Grande en WhatsApp. Su charla sobre honestidad fue tan intensa que me conecté con ella privadamente y desde entonces hemos estado compartiendo nuestros procesos de recuperación.

A esta reunión virtual en la que nos “conocimos” (en principio, no nos habíamos visto las caras) asisten hispanohablantes de muchos rincones del planeta y ¡casualmente! Trinidad es caraqueña como yo, y también comparte la pasión por la escritura.

Cierta vez, me estaba contando lo mucho que significa para ella reconectarse con sus prácticas excursionistas. Encontré su relato tan bello y sanador que la invité a compartirlo por escrito. Con mucho entusiasmo, ella hizo un primer borrador que yo quería publicar cuanto antes,  sin embargo, Trinidad no se sentía lista.

La recuperación me ha enseñado que todo puede esperar, así que acordamos que ella lo pondría en oración y su poder superior ya le indicaría cómo y cuándo publicar si ésa era su voluntad. Tuvimos así la oportunidad de trabajar con nuestras respectivas impaciencias e inseguridades. En el mundo de la recuperación ¡no hay desperdicio!

La historia de cómo le llegó la claridad sobre ofrendar sus talentos y publicar sus escritos es tan hermosa que no la voy a compartir, en caso de que Trinidad quiera regalarnos otro escrito.

Entre tanto, yo pude viajar a Venezuela. Ahora nos conocemos personalmente y hemos asistido a una reunión de CoDA juntas y ¡qué casualidad! hoy se suponía que subiéramos juntas al cerro. Yo no pude, pero en cambio tengo el chance de compartir su relato. Aquí está:

Yo soy venezolana y vivo en Caracas. Hace como tres semanas comencé a caminar en el Parque Nacional de la cordillera que rodea mi ciudad por el costado norte: el majestuoso Waraira Repano o cerro El Ávila como se le llamaba antes.

Atrapada por la codependencia, tuve muchos años sin practicar auto cuidados, sin ocuparme de lo que me gusta… sin subir mi amado cerro. Ahora, en recuperación, recomencé para ejercitarme físicamente y a regalarme espacios para mí.  Asombrosamente, cada vez que subo resulta una experiencia espiritual que me permite ver un paralelismo entre “subir el cerro” como decimos los caraqueños y el proceso de recuperación de la codependencia.

Cuando llego a la entrada del parque, siento que tal vez no va a ser fácil, pero recuerdo un lema que usamos en recuperación: “Sólo por hoy”. Esto me ayuda a silenciar mis voces, a centrarme en el camino y no en el resultado. Veo que no es fácil, pero que vale la pena, que hay atajos, pero que si los tomo pueden desviarme o incluso extraviarme, así que me mantengo en el camino principal.

Hay instantes en los que me distraigo, me resbalo y estoy a punto de caer. Sin embargo, vuelvo a pararme y sigo. Hay momentos en los el cansancio me gana y, la verdad, no quisiera continuar, allí hago una pausa, respiro, tomo agua (que es como cuando me conecto con mi Poder Superior en recuperación) y entonces puedo seguir adelante.

Subir puede ser extenuante, pero bajar amerita más cautela; aunque crea que ya me sé el camino las caídas bajando son más peligrosas. Igual en mi programa; trabajarlo puede ser fatigoso, pero alejarme de mis prácticas espirituales y de mi comunidad en recuperación me pueden ganar un resbalón.

En el camino veo a personas que están ocupándose de sí mismas, tratando de subir sin ayuda. Veo a otras apoyándose entre sí. Veo a algunas que hacen mucho esfuerzo y otras que parecen no esforzarse. Todo eso me recuerda el proceso de recuperación que vivo en CoDA y me deleita comparar mi programa con mi recién descubierto excursionismo.

Lo más importante es que, aunque vaya acompañada, voy conectándome con mi espiritualidad en cada cosa que veo, desde una mariposa, a las hormigas, las rocas, los árboles y las raíces. Reflexiono cuán fuertes o retorcidas han sido mis raíces emocionales o mis raíces familiares. Noto que en algunos momentos puedo lograr lo que me propongo y en otros no. Pero ya no estoy ni me siento sola, tengo a mi Poder Superior y un programa de recuperación. 

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