
El texto azul, abajo, es una “entextualización” libre de un fragmento de la clase de Pema Chodron que mencioné en mi post pasado “Las Voces, Shenpa y la Novela”. Con esto quiero decir que -para mayor claridad de la transcripción- “limpié” el texto de repeticiones y desviaciones del tema que son comunes cuando hablamos espontáneamente. Lamentablemente es imposible transcribir el aspecto que para mí es más seductor de su charla sobre la “voz de Shenpa” y esto es la dulzura, sencillez y humor de esta monje tibetana, quien con frecuencia menciona a uno de sus principales maestros Trungpa Rinpoché.
Aquí está:
La libertad de hacer algo diferente comienza cuando notas que estás enganchado. Notas que apareció Shenpa con su necesidad de saber, tener razón y clasificar lo que sucede como correcto o equivocado.
Después de darnos cuenta, se puede comenzar haciendo una pausa y respirar profundamente mientras se nota la energía de “estar enganchado”. Cuando por fin podemos (como decía Trungpa Rinpoché.) “inclinarnos hacia ese punto filoso”, cuando nos inclinamos hacia esa energía y nos relajamos sin evitarla, realmente ella pasa a través de uno.
Cuando Shenpa aparece, aparecen las ideas fijas de “yo la buena” o “el otro el malo” (o viceversa) que se vuelven identidades fijas y no solamente como conceptos sino como el sentimiento de “ser y estar equivocados” sea uno o sean los demás. Este sentimiento solamente puede mantenerse vivo mediante el diálogo que mantenemos con nosotros mismos sobre ello.
Esta voz que habla en ese diálogo es la voz de “Shenpa”. Es una voz habitual y no se pueda confiar en ella. Es muy interesante porque esta es la voz de lo familiar. Lo que siempre acostumbramos a pensar y creer. Y muchas veces nos preguntamos ¿Por qué sigo recayendo en esto” y Trungpa Rinpoché contesta “Porque es un hábito. Porque es familiar”
Pero creo que si al escuchar la voz de “Shenpa” puedes tener algo de humor y reconoces que estás “enganchado” y que este enganche y estancamiento viene con una voz y con un sentirse mal y así y todo al reconocerlo puedes tener algo de humor y decirte “Te tengo en la mira, voz de Shenpa. Te reconozco. Todos estos años, tú solamente me has metido en problemas pero yo ahora ¡no te acompaño en esto ni un poquito!” algo así que tenga algo de humor incluido. O decirle: “Yo siempre te creía y te acompañaba en tus juicios, pero he empezado a darme cuenta de ¡jum! sólo me traes problemas.”
Se siente un poco esquizofrénico hablarse a uno mismo de esta manera pero Trungpa Rinpoché decía “háblese a usted mismo todo el tiempo y más para salirse de esta voz de Shenpa” en otra palabras continúe, gentilmente y con plena atención diciéndole a esta voz de Shenpa “mira cariño, yo sé que estás tratando de ayudarme, pero ya yo no te creo más.” Y entonces nos reímos.
Es conveniente comenzar con dulzura. A medida que el procedimiento de hablar y desapegarse de esta voz de Shenpa progresa y nos volvemos más cómodos con hacer algo diferente ya podremos, cuando esta voz de Shenpa se aparezca, simplemente decirle “¡Fuera!” y reírnos je je je je. Sin embargo tenemos que ser cautelosos de no comenzar a hablarle a Shenpa con dureza desde el principio porque entonces puede que sea otra manera de auto maltrato o represión.
Otra forma de hablarle a Shenpa es con plena atención. No una atención intelectual o de comprensión verbal sino una atención “desnuda” prestando conciencia a lo que se siente bajo las palabras.
Cuando usamos la guía de la voz de sabiduría básica que habita a todos los seres, somos capaces de dejar ir el guión de nuestra historia y quedarnos con el sentimiento y la certeza de que esto es impermanente. Es el momento de decirte a ti mismo: “Esto es impermanente, esto es un proceso. Es algo que está en el proceso de cambiar. Es fluido, es dinámico. Este sentimiento también pasará”.