Memos de Cómo Ser Madre

Está bien sentirse aburrido y desganado a ratos. Yoga y meditación mueven las energías, la creatividad y ayudan a estar a gusto con uno mismo.

Ayer estaba hablando con una de mis hermanas quien es una mamá extraordinaria. En tiempos en los que no se puede tener una conversación adulta si hay un niño menor de cinco años presente (porque toooooda la atención tiene que dársele a cualquier gracia, comentario o balbuceo de la susodicha criatura) esta hermana tiene chamos que son -en cambio- corteses, saben divertirse por su cuenta y participan en las conversaciones como niños y no como autoridades que dicen cosas asombrosas.

Sin embargo, ella me decía que últimamente se siente mal porque ve a su hija mayor decaída y lo atribuye al encierro de la cuarentena. Ella y su esposo -que son dos jóvenes llenos de energía e imaginación- tienen rutinas familiares efectivas para divertirse y salir al aire libre con las limitaciones de la cuarentena y de la región en la que viven en la que no tienen agua corriente sino un par de noches a la semana y la electricidad falla constantemente.

Esta conversación, sobre cómo ayudar a una niña abrumada por la cuarentena, me recordó a Glennon Doyle, una autora que me gusta mucho y cuyo último libro todavía no está traducido al español: “Desdomesticada: Deja de complacer y comienza a vivir. “

Este libro tiene un capítulo en el que habla de los “memorandos” que recibe cada generación en cuanto a cómo criar a sus hijos. Estos “memos” son como el resumen de las expectativas culturales y sociales respecto a la maternidad en cada época y aunque -por supuesto- los memos que Doyle describe reflejan mucho su cultura norteamericana, tienen también unas ideas que a mí me parecen reveladoras. Por eso lo he traducido aquí.

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Cada generación de madres recibe una nota cuando sale del hospital con su bebé.

Memo de mis abuelas: Aquí está el bebé. Llévalo a casa y déjalo crecer. Que hable solamente cuando se le hable. Continúen con sus vidas.

Memo de mi madre: Aquí está tu bebé. Llévalo a casa y luego reúnete todos los días con tus amigas que tienen otros como éste. Bebe sodas de dieta antes de las cuatro de la tarde y coctelitos con vino después. Fuma cigarrillos y juega a las cartas. Deja jugar a los niños fuera de la casa y permíteles entrar sólo para comer y dormir.

Condenadas suertudas.

Nuestro Memo: Aquí está tu bebé. Este es el momento que has estado esperando toda tu vida: cuando el vacío en tu corazón se llena y finalmente tú te completas.

Si después de poner a este niño en tus brazos, sientes algo que no sea la realización absoluta, busca ayuda inmediatamente. Después de colgar con el terapista, llama a un tutor. Ya que hemos estado hablando durante tres minutos, tu hijo está atrasado. ¿Ya lo has inscrito para clases de idiomas?

Ya veo. Pobre niño.

Escucha atentamente: “Madre” ya no es un sustantivo. Esos días se acabaron.  Madre es ahora un verbo, algo que haces incesantemente. Piensa en la madre-verbo como sinónimo de proteger, resguardar, supervisar, remover culpas, arreglar, planificar y obsesionarte.

La crianza requerirá todo de ti. Por favor cría a tu hijo con tu mente, cuerpo y alma. La crianza de los hijos es tu nueva religión dentro de la cual encontrarás la salvación. Este niño es tu salvador. Conviértete o serás condenada. Esperaremos mientras cancelas todos los demás compromisos de tu vida. Gracias.

Ahora, este es el objetivo de la crianza: Nunca permitas que le pase nada difícil a tu hijo. Para ello, tu hijo debe ganar todas las competencias en las que entre. (Aquí están sus cuatrocientos trofeos de participación, distribúyelos en consecuencia). Tu hijo debe sentir que le gusta a todo el mundo, que todos lo aman y todos quieren estar con él, en todo momento. Tu hijo debe estar constantemente entretenido y divertido. Cada uno de sus días en la tierra deben ser como Disneylandia, pero mejor. (Si vas a la Disneylandia real, consigue un pase rápido porque tu hijo nunca debería verse obligado a esperar. Por lo que sea, en ninguna ocasión.)

Si otros niños no quieren jugar con tu hijo, llama a los padres de esos niños, averigua por qué e insiste en que lo resuelvan.

En público, camina delante de tu hijo y protégelo de cualquier rostro infeliz que pueda entristecerlo y cualquier rostro feliz que pueda hacerlo sentir excluido.

Cuando se meta en problemas en la escuela, llama a su maestra y explícale en voz alta que tu hijo no comete errores. Insiste en que la maestra se disculpe por su equivocación.

Nunca dejes que caiga una gota de lluvia sobre la frágil cabeza de tu hijo. Cría a este ser humano sin permitirle sentir una sola emoción incómoda. Dale una vida sin permitir que le pase la vida. En resumen: Ahora que eres madre, tu vida ha terminado y tu nueva existencia se trata de asegurarte de que la vida de tu hijo nunca comience. ¡Dios te ayude!

Tenemos un memo terrible.

Nuestro terrible memo es por lo que nos sentimos agotadas, neuróticas y culpables. También es la razón por la que nuestros hijos no sirven para nada.

Es verdad.

Porque las personas que sirven para algo son personas que han fallado, han caído, se han levantado, sacudido el polvo y lo han vuelto a intentar.

Las personas que sirven para algo han sido lastimadas, razón por la cual tienen empatía por quienes estén heridos.

Las personas que sirven para algo son aquellas que han aprendido de sus propios errores lidiando con las consecuencias.

Las personas que sirven para algo han aprendido a ganar con humildad y a perder con dignidad.

Nuestro memo nos ha llevado a robarle a nuestros hijos lo único que les permitirá convertirse en personas fuertes: los problemas.

Nuestra terrible nota también es la razón por la que nos mantenemos ocupados con lo trivial mientras que el planeta que nuestros hijos heredarán se cae a pedazos.

Nos obsesionamos con las meriendas de nuestros hijos mientras ellos ensayan sus propias muertes en simulacros de la escuela. Agonizamos sobre su preparación universitaria mientras la tierra se derrite a su alrededor. No puedo imaginar que haya habido una generación más sobreprotegida e indefensa que la de nuestros hijos.

Nuevo memo: Aquí está su bebé. Quiéralo en casa, en las calles, a donde vaya. Déjelo que viva todo. Manténgase cerca.

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Mi mensaje de esperanza a mi hermana. Si bien la cuarentena ha sido un tiempo duro para todos, los niños tienen más flexibilidad, energía e imaginación que cualquiera. Yo confiaría en eso aunque hablaría con mi hija sobre la importancia de aceptar que está bien sentirse aburrido y desganado a ratos.

También que algo de meditación y yoga pueden mover las energías, incentivar la creatividad y el gusto de estar con uno mismo. Además, meditación, yoga, tai-chi y otras varias formas de plenatención se pueden practicar donde quiera que uno esté. ¿Quién sabe? Tal vez como resultado de este tiempo de aburrimiento, tensión y parálisis, mi sobrina -que es una pastelera fenomenal- comience una aventura creativa como escribir su propio libro de postres.

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