En homenaje a mi amiga Carmencita, quien se nos fue, un 6 de julio, con una novela Canaria en el tintero,

Curiosamente el “complejo de Jonás” o sabotaje del talento (del que hablé en el post JONÁS Y EL MIEDO A LA GRANDEZA) no aparece en los Patrones de Recuperación de la Codependencia. Hace poco, una amiga propuso que lo lleváramos como propuesta a la próxima Conferencia de CoDA (Codependientes Anónimos). Diría algo como:
Los codependientes con frecuencia no reconocen o desarrollan sus talentos e ignoran o sabotean oportunidades de brillar debido a sentimientos de no merecimiento, miedo a fracasar, sobresalir o ser criticados.
En recuperación, reconozco y uso mis poderes creativos y acepto que el desarrollo de mis dones es un servicio a mi espiritualidad que beneficia a otros. Permito que mi Poder Superior me guíe hacia nuevas oportunidades.
En mi opinión, hay dos formas muy eficientes de huir de nuestros talentos.
La ocupación como estilo de vida: Nos metemos en tantas cosas y matamos el tiempo con tanta distracciones que nos quedamos sin tiempo para probar algo nuevo, seguir un sueño o intentar desarrollar un talento que alguna vez ambicionamos.
Perfeccionismo: Nos imponemos estándares tan inalcanzables que muchas veces ni siquiera empezamos o empezamos, postergamos y nunca terminamos. Si se trata de algo que estamos obligados a entregar, terminamos a la carrera y con un resultado que es inferior a lo que pudimos haber hecho. No es casualidad que digan que el perfeccionismo y la postergación son siameses.