
Hoy, tengo la capacidad de ver la desesperación como el regalo que me hizo bajarme de mis opiniones y teorías sin fundamento y navegar en la experiencia. La desesperación me regaló la “obediencia”.
En recuperación, entiendo por “obediencia” estar dispuesta a actuar así yo no esté de acuerdo o no me sienta con ganas. Nadie me obliga, pero lo hago porque estoy suficientemente desesperada. En otras palabras, obedecer es verificar mis teorías con la experiencia. Ser capaz de ver resultados. Si uno se pone a ver, la obediencia en recuperación es una actitud bastante científica.
Por ejemplo, pienso que rezar de rodillas es una ridiculez que solamente puede hacer una gente con el cerebro lavado. Eso es una opinión. Obediencia es rezar de rodillas y ver qué pasa. Siempre digo que una vez que conocí el Libro Grande de AA y sus simples instrucciones “hice cosas en las que no creía y obtuve resultados que no pude negar”.
Los adictos (y la gente con mente cerrada) tendemos a juzgar cosas que no conocemos y atribuirles rasgos peligrosos o distorsionados basándonos en prejuicios. Pues, justamente, acabo de llegar de Venezuela (vivo en Minneapolis y me pasé casi un mes en mi país) y un ser querido que me acompañó al aeropuerto para despedirme me preguntó qué significaba CoDA.
CoDA y los 12 Pasos me han enseñado a contestar con sencillez, amabilidad y verdad, aun cuando yo presienta (o quizás especialmente si presiento) que es una “pregunta envenenada”, esto es, una pregunta para enzarzarnos en controversia o como preámbulo para un ataque. Así que contesté “CoDA son las siglas para Codependientes Anónimos, un programa de 12 pasos.” Entonces mi interlocutora quiso saber más y le dije que era un programa parecido al de Alcohólicos Anónimos pero para la codependencia.
Como se trata de una persona supremamente inteligente a quien le gusta conocer datos y fechas, me preguntó dónde y cómo había surgido. En ese momento, pedí a Dios que hablara a través de mí y pude hacer un resumen de unos pocos minutos sobre cómo Bill Wilson y el Dr. Bob se conocieron y comenzaron Alcohólicos Anónimos y cómo este programa ha sido el modelo para otros 12 Pasos que enfrentan problemas imposibles que solamente la espiritualidad puede resolver. La concisión no se me da fácil, así que mi brevedad fue una señal de Dios hablando por mí.
En lo sucesivo, mi interlocutora compartió su “teoría” de cómo funciona el sistema de medallas en AA de acuerdo con lo que ha escuchado a un amigo. Según le entendí, sería como un programa de reforzamiento conductual en el que dan y quitan medallas para obligar a la gente a obedecer.
En otro tiempo, yo hubiera iniciado una discusión para “aclarar” que las medallas de 12 Pasos no se usan así. Hoy, gracias a haber practicado la “autonomía” que es el principio de la Cuarta Tradición, pude escuchar con respeto y aceptar que todo el mundo tiene derecho a estar equivocado, incluso yo.
Cuando se acercó la hora de embarcar, me pude despedir con una mezcla de alegría y tristeza, honrando mis sentimientos con autenticidad y sin que, gracias a mi necesidad de tener razón, hubiera estallado el clásico “peo” que caracteriza las despedidas en mi familia.
Nada de esto estaría disponible para mí si la desesperación no me hubiera guiado a “ser obediente”, recuperándome en CoDA. Por eso, dedico este post a mi nueva ahijada en Venezuela, quien, aunque no lo pueda ver, está recibiendo ahora mismo el magnífico regalo de la desesperación.