A mi sobrino Adán en su cumple
Es natural y humano que pensemos en lo que viene durante una crisis de salud como la que estamos atravesando. Más aún si, por necesidad, debemos distanciarnos y renunciar a una visita o un abrazo. Sin embargo, con este imaginar y preocuparse por el futuro, frecuentemente, llega la improductiva ansiedad con su secuela de desánimo y malestar.
Entonces, en lugar de hacer todo lo posible para protegernos y proteger a los demás comenzamos a sufrir innecesariamente y a necesitar experiencias que quizás no sean convenientes ahorita. A mí me da por querer viajar (quizás una metáfora de salir corriendo) ¡nada más imagínense!
Sé de amig@s que se obsesionan por las noticias tenebrosas (y las reenvían a diestra y siniestra), hay quien se hipnotiza con atracones de televisión, quien busca culpables en naciones y justifica su racismo y hay mucha gente que se activa en sus adicciones, para mencionar unos pocos ejemplos del poder destructor de la ansiedad en un momento de crisis.
Del Instagram de Elizabeth Gilbert, aprendí una técnica facilita y rápida que me está funcionando para enfocarme en el ahora y que comparto más abajo.
¿Por qué es importante la habilidad de centrarnos en el ahora?
Solamente en el momento presente, puedo encontrar libertad, guía y serenidad desde mis recursos interiores. En momentos como la actual crisis el sentido de libertad, guía y serenidad interior son cruciales para la sobrevivencia. Aprender a negociar con la ansiedad es importante porque sabemos que esta nueva manera de vivir en aislamiento social va a estar entre nosotros por un tiempo.
La técnica que recomienda Gilbert intenta usar todos los sentidos disponibles para hacer un pequeño inventario que va decreciendo por sentido, por ejemplo, cinco cosas que veo, cuatro que oigo, tres cosas que siento y así como se ve de seguido.*

(VER 5) Ahora puedo ver alrededor de mí: 1. una carpeta verde de anillos. 2. unos libros que usé ayer. 3. unos audífonos que no he usado. 4. un calendario que me regaló mi amiga Nelly y 5. mi teclado.
(OÍR 4) Ahora puedo oír: 1. el viento que agita los árboles, 2. el sonido de mi respiración profunda 3. pasos en el nivel de abajo (espero que sea Brad mi esposo ) y 4. mi estómago rezongando por desayuno.
(SENTIR 3) Ahora puedo sentir: 1. dolor entre mi cuello y hombro derecho. 2. frío en mis pies.3. hambre en mi estómago.
(OLER 2) Ahora puedo oler: 1. cloro y 2. el champú que usé ayer (en un mechón de pelo)
(SABOREAR 1). Ahora puedo saborear el dejo del café que tomé hace ratico
Pienso que después de probarlo cada quien debe decidir cuántos ejemplos de cada sentido son útiles y con cuánta frecuencia hacerlo durante el día. A mí me costó lo del olor y pienso cambiarlo por el sabor. De hecho, olí mis manos para ver si percibía la sábila que estoy usando y ¡nada! me tocó oler un mechón de mi cabello. Lo cual me inspiró a compartir cómo estoy usando sábila para lubricar mis manos resecas por tanto lavarlas. ¡Nos vemos en el post de mañana!
* Digo “todos los sentidos disponibles” porque sé que hay personas sordas que siguen mi columna y también pienso en mi amigo Mike que no puede oler. En casos así, simplemente se ignora la instrucción del sentido no disponible, para los sordos la audición, para Mike el olfato. Hice el ejercicio esta mañana y conste que lo escribí solo para compartirlo. Mientras menos intelectual y más sensual se pueda hacer ¡mejor!