
Amar Intencionalmente
La pausa y el “detallito” del Poder Superior
A medida que transcurre el día, hacemos una pausa si estamos inquietos o en duda, y pedimos que se nos conceda la idea justa o la debida manera de actuar. Constantemente recordamos que ya no somos el director del espectáculo, diciéndonos humildemente a nosotros muchas veces al día: “Hágase tu voluntad.” Entonces corremos menos riesgos en lo que concierne a nuestros nervios, tener miedo, ira, preocupación o tomar decisiones disparatadas. Nos volvemos mucho más eficientes.