12 guías para límites saludables

Tener límites saludables es esencial para la felicidad. En este post hay una guía práctica sobre los límites saludables.

 

Ilustración de Aureliano Contreras
Ilustración de Aureliano Contreras

El tema de los límites saludables es uno de los más difíciles en recuperación y en  relaciones amorosas y saludables, en general.

Un límite define lo que es aceptable o inaceptable para mí en un momento dado y – aquí está el truco – en conexión con lo que me pertenece (mi vida, mis sentimientos, mi realidad, mis lecciones, etc.)

A veces, sin siquiera notarlo, disfrazamos nuestra necesidad de controlar con el establecimiento de límites. He aquí una lista que nos ayuda a discriminar los límites de la necesidad de controlar:

  1. Los límites definen qué es mío y qué no es mío. Me pertenecen: mis pensamientos, acciones, sentimientos, reacciones, tiempo y esfuerzos. No me pertenecen los pensamientos, acciones y sentimientos de otros.
  2. Cuando alguien me hiere, con frecuencia ha violado un límite mío. En ese caso, aprendo algo sobre mí. No es prudente reaccionar cuando me siento herida, pero tengo que volver a examinar la situación (a través de mi espiritualidad) y averiguar cuáles acciones son necesarias para honrar mi ser sagrado y libre.
  3. Nadie puede fijar un límite por mí.
  4. Los límites son beneficioso para todos los involucrados. Cuando digo “no puedo, lo siento”, por ejemplo, es productivo para mí porque soy honesta y es útil para la persona que lo recibe quien, aun sintiéndose de momento decepcionada, sabe a qué atenerse.
  5. Los límites no se proponen explotar, abusar y conseguir las cosas a mi manera.
  6. Es imposible establecer un límite y -al mismo tiempo- hacer sentir bien a la persona afectada por ese límite. Correlativamente, ante un límite ajeno está bien sentirse decepcionado aunque no debe confundirse con rechazo.
  7. Mientras más palabras uso al comunicar un límite, más lo debilito. “No” y “Sí” son oraciones completas.
  8. A veces un límite es una negociación, a veces no lo es. Necesito orientación de mi espiritualidad para decidir en qué caso se aplica.  A menudo, esa guía viene a través del uso de herramientas espirituales como la oración, la escritura, la meditación, practicar agradecimiento, etc.
  9. Cuando pido ayuda o manifiesto respeto – y permito a otras personas ayudarme y respetarme – no sólo estoy honrando mi necesidad de plenitud como ser humano sino también permito a otras personas manifestar su mejor versión. Todo esto crea límites saludables.
  10. Con la práctica llegamos a ser más flexibles, aunque – paradójicamente- más enfocados en nuestra integridad: me expreso con claridad y sin trucos. No miento para hacer sentir bien al alguien pero tampoco digo verdades con crueldad.
  11. Cuando un límite necesita ser comunicado, es preferible hacerlo con amor, respeto, firmeza y amabilidad. Sin embargo, rara vez los límites deben ser comunicados. 
  12. Cuando defino un límite en mi proceso de autoconocimiento, anticipo las consecuencias -en la medida de mis posibilidades – en caso de que ese límite sea violado para eso a menudo necesito usar herramientas espirituales y conectarme con mi más profunda verdad por eso los límites se desarrollan con el tiempo, no repentinamente.

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